Referentes femeninos Marina Izquierdo

Referentes femeninos

Referentes femeninos Marina Izquierdo

Amiga mía:

Desde que me puse las gafas violetas camino por la vida y cuento ausencias. Y te escribo porque me encantaría que te las pusieras un rato y compartieras qué sientes. Si me conoces sabes que siempre he sido una mujer reivindicativa por lo que a cuestiones de igualdad se refiere, pero desde que miro lo que me rodea con otros ojos, todo lo aprendido en décadas se me tambalea.

Tuve la inmensa suerte de impartir una asignatura en la universidad sobre «Literatura y mujer», y conforme más investigaba, más era el vacío que ponía en tela de juicio lo aprendido por sesgado. ¿Dónde estaban las escritoras? Mis alumnas, porque todo eran mujeres, fueron cómplices de este desasosiego y verlas tan implicadas en ese rastreo me ilusionó.

Luego me invitaron a dar una conferencia con motivo del Día de la Mujer, y allá que me lancé para ahondar todavía más en la herida. «Mujer y literatura: re/escribir la historia», la titulé. Porque aún estamos a tiempo de escribirla hoy sin discriminaciones de género pero además hay que reescribirla por lo que al pasado corresponde.

He vivido en varios países y siempre me acompaña parte importante de mi biblioteca. En ella una colección de cien libros sobre literatura universal que fui comprando de estudiante a libro y fascículo de la Historia Universal de la Literatura por semana. Le tengo especial cariño y la he ordenado por número, por autor extranjero o nacional, por género literario… pero nunca antes me había detenido a contar la proporción escritor/escritora… ¿Adivinas amiga mía? De 100 solo una.

Revisé cifras hombre/mujer en premios literarios, busqué huellas de mujer en los libros de texto de mis hijas, les propuse cuando me daban una retahíla de pintores o científicos sobre los que hacer un trabajo que lo hicieran de una mujer… Mi pequeña que ama el fútbol me preguntaba porque no salían futbolistas chicas en las noticias de deportes en la tele.  La mayor que había pensado hacer un trabajo sobre el papel de las mujeres en las guerras. Por lo visto, mis gafas violetas habían ido rondado por la casa…

Miré suplementos culturales con otros ojos, tertulias televisivas, columnistas de opinión, portadas de periódicos, fotografías, pies de fotos… Cifras de abandono escolar, elección de carrera, ratio catedráticos/profesoras, directores/as de periódicos… Como periodista, como profesora, como escritora, como madre, como mujer…

Tanto me impactó tomar como nunca conciencia de tamaña injusticia que además de en artículos periodísticos, cristalizó en un poemario, “La mitad silenciada”, que quedó finalista en el Premio Internacional de Poesía Pilar Fernández Labrador.

Hoy escribo esta carta porque he cogido el autobús en Madrid y de repente, una voz que se repetía en hombre me ha sacado de mi activo whatsapp: Rafael Salgado, Raimundo F. Villaverde, San Juan de la Cruz, Doctor Marañon, Miguel Angel, General Martínez Campos, Ruben Dario, Eduardo Dato, Zurbano… ¿tampoco hay mujeres para rotular calles?

Sí, sé que no es lo que era pero tampoco lo que debería ser. Y también que no es un fenómeno aislado en España sino internacional. De hecho, hay pequeños logros que nos demuestran que aunque muy lentamente algo se mueve. Esta semana sin ir más lejos se ha instituido el 17 de Octubre como Día de las Escritoras gracias a la labor de la Asociación Clásicas y Modernas, la Biblioteca Nacional de España y la Federación Española de Mujeres Directivas.

Amigo mío, quiero que sepas que esta carta también va dirigida a ti. Porque sin vuestra complicidad es arduo pasar de los márgenes de la historia al texto principal. Y no te preocupes, que no se trata de quitar sino de sumar. Pero en este reto de apostar por una sociedad más justa eres imprescindible

Pero sobre todo va dirigida a ti, amiga mía. Porque esta “revolución” pendiente, la tenemos que liderar nosotras. Ponte las gafas y cuéntame. Se lo debemos a las mujeres fuertes de las que venimos. Pero también a las que vendrán: ¡nuestras niñas necesitan referentes femeninos en los que mirarse, creer y crecer! Y sobre todo nos lo debemos a nosotras mismas y a esta sociedad de la que somos parte fundamental.

Con cariño:

Marina Izquierdo

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